Desde el megáfono y en educadísimo francés, la voz del dueño de la feria ambulante, o el frontman del varieté, o el anfitrión del espectáculo de burlesque, atrae a los distraídos transeúntes a conocer a los Excursionistas. Tal vez se trate más de una presentación formal que de una invitación, porque aquí ya cortamos nuestros tickets para esta magnífica montaña rusa de luces y sombras que es el disco de 2018 "Le bruit dans ta tête"(BPM), su trabajo posterior al "Vol. 1"(2016). La voz en cuestión agita la mano libre "¡Attention!". Ya no hay escape.
Las lamparitas multicolores atenúan sus lumbres, caen los protectores de seguridad sobre nuestros hombros, cruzamos y ajustamos los arneses y ya el carro se mueve. El impulso que motora las ruedas -y que todo tren de éstos tiene- es la trilogía de eps de sus comienzos, allá por 2013. Formación que su armador, guitarrista y voz Juan Tranier fue desmantelando entonces, puliendo luego con la incorporación de Santiago Jiménez del Prado en batería para un estable formato dúo y perfeccionando, más cerca en el tiempo, con la llegada de Lucía Ramirez a los teclados. No precisan más. Siempre hacia arriba, propulsión ferroviaria, aquella voz se sincroniza con el tempo blues de riff atronador y tan abreshow para el corte "Soldado que huye no sirve para otra guerra". Este primer track funciona como pocos, electrifica el terreno y encuentra en la aparente simpleza del retro cowboy-folk (como en todo el disco) su fuerte y sello. Tres minutos que de oir no más, harían saltar de la oreja cualquier alfiler de gancho protopunk, exhausto de rock.
La virtud del registro vocal adolescente (a Tranier pareciera realmente no costarle nada cantar tan alto y lo hace) aparece más limpia en la tajante y pesimista "El fin de los tiempos", descansando en los acertados arreglos de vientos, golpeando las siempre misteriosas puertas de los estudios de FM (podés encontrar tanto en el indie). Para "Adolescentes frenéticos", tenemos una primera y vibrante curva, castigando los encordados y los parches de los tambores, sacudiendo las cabezas al agite brillante del pandero. El grito final de fondo nos pone en pausa con el instrumental "Rumble", donde el espectro de setentosas zapadas se hace una realidad presente, tremolera, sirviendo acaso como intro a la fantástica "Morón City Blues" (para HR corte indiscutido en cualquier obra a la que suscriba).
"Morón City Blues" es la canción que elegiremos para mostrar a Excursionistas al mundo, descarnando a la vista pública lo contradictorio y más renegado del suburbio, la princesa del Oeste, con un estribo que se desencadena de rabia y que quedará reptando en tu cabeza durante días. Peleándole y reconciliándose con el lugar donde se lo ha pasado tan bien-mal, tan mal-bien. Es el gran momento de tensión en “Le bruit...” y valdrá este track ir a hacerse del disco a la disquería más cercana. Al electroacústico "El Nacional", un relato de apertura con dientes apretados y puños anárquicos, y la presencia de un slide bien puesto lo hacen el paraje más pintoresco y nocturno del trayecto. Aún con el overol calzado de folk-rock, en la aletargada aunque fuerte "Los Miserables", retoman el discurso redentor suburbano para narrar los duros días de Mirta y los vericuetos a sortear (ella en la piel de tantos) para apenas sobrevivir en la salvajada diaria, coloreando todo con pinceladas de delicados bronces.
Llegando al final, al galope guitarrero de "Tormenta" el disco levanta la guardia y contraataca, devolviéndole la corriente a los rieles, deseando desde la letra que la lluvia próxima cambie milagrosamente algo de nuestro pasado/presente, y nos desatornille de los sillones de museo en los que mansamente dejamos pasar el tiempo. Cerrando con "Blues X", llegamos a destino entre sintetizadores y un sórdido arpegio otra vez en clave de blues, yéndose en lento fade, echándole humos de freno al acople que indica fin de viaje.
¿Cómo pasar por alto la salida alucinante de "Le bruit..." del trío Excursionistas? Tenemos en esta placa, una de las muchas maravillosas ediciones de 2018, bien por fuera del molde, pero sin perder la impronta clásica de los manuales esenciales del rock. Un levantavaras artístico, reivindicador de la cuota de rebelión necesaria para quienes sientan la necesidad de contar su visión de las cosas y se atrevan a hacerlo desde la durísima tarea de autogestionar una banda en marcha.
Infaltable en la batea de los tesoros de HR y parte desde ya, de nuestra mesa chica del caviar indie.
Dani Cisterna
PH: Diego Homez / Sofía LZN
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Gentileza de SESIONES VIVA NADA